domingo, 20 de noviembre de 2016

6 SUDAN (Wadi Halfa)

LLEGADA A SUDAN por  WADI HALFA

20 de noviembre. Estaba pensando cuánto de desconcertante tiene a veces el contraste de las formas de ser de la gente de un país, sus costumbres y sus comportamientos.

Ayer hice el viaje desde Asuán (Egipto) hasta Wadi Halfa, primera población de Sudan que hace frontera. El viaje como tal puede calificarse de brutal, se hace larguísimo y tedioso y acabas exhausto. Salimos sobre las 5:30 de la madrugada, y llegamos al destino 14 horas después. Me siento materialmente incapacitado para describir un viaje tan intenso, así que haré lo que pueda. 

Recomendación tenía de estar en la salida del bus a las 4:30 de la madrugada, así que previsor llegue casi media hora antes. Lo que me encontré fue a un mar de personas moviéndose en torno al bus y decenas y decenas de paquetes de todos los tamaños listos para ser cargados en el vehículo. Algunos de esos paquetes eran electrodomésticos de gran volumen. Dedo aclarar que es muy frecuente la compra de todo tipo de objetos en zona de Egipto tanto por particulares como comerciantes. Si a ello añadimos que el día anterior fue viernes y por tanto festivo en el mundo islámico, ya podemos imaginar la situación.

El caso es que después de presentarme me dicen que tranquilo, que espere que no hay problema. La verdad,  yo miraba a aquellos dos hombres que organizaban cómo ir metiendo tantísima carga y me llenaba de reflexiones, de dudas e incredulidades porque estaba seguro que todo lo que estaba a mi vista era imposible cargarlo en el autobús.

Esto lo hacia yo desde mi visión como occidental europeo, claro, pero poco a poco se llenaron los compartimientos de carga y comenzaron a subir paquete tras paquete a la zona de viajeros, empezando por la parte mas trasera. La pregunta que me inquietaba era saber donde carajo iba a entrar mi bicicleta sin ser desmontada, y ya mi temor de quedar sin viajar crecía y crecía hasta sentirme bastante jodido, la verdad. “No problema, Luis”, decía mi vendedor del ticket.  Coño, pero aun quedaban montonazo de cosas, maletas, un refrigerador  y mi bici. ¿Donde piensan meter lo que falta?. Pues bueno el refrigerador fue situado en la escalera donde esta el baño y la puerta cerrada a cal y canto quedando bloqueada para su uso. El resto de bultos se situaron a lo largo del pasillo. Mandaron subir a los viajeros y una vez todos situados en los asientos subieron mi bicicleta  también al pasillo. Era materialmente imposible moverse.

Yo tenia paquetes detrás de mi cabeza y a mi izquierda,  en el pasillo. Eso sí, me sirvieron de  apoyo para recostarle sobre ellos y poder echar un par de cabezadas. Bueno, echarle imaginación porque es imposible decir como viajamos de enlatados saltándose todas las medidas de seguridad que deben estar escritas en alguna normativa de transporte de estos dos países, pero sobre todo que ni siquiera se respeta el mínimo exigido al sentido común. Que yo no quise  imaginar si se desata un incendio a bordo.

Ah, pero lo peor estaría por llegar. Jejeje

Paramos a echar una meadita, claro, pero solo los hombres. Recordar que el acceso al WC del bus estaba bloqueado, asi que bajamos al descampado, donde solo había arena. Hacia un poquito de viento y había que situarse de lado. Yo lo hice de pie y procurando no salpicarme. Los hombres acá son uy prácticos y orinan agachados, en cuclillas. Pero mi rodilla derecha no esta para semejante ejercicio y ahí ves al españolito dando el cante. 

Paramos a comer en Abu Simbel, justo el pueblo donde personas y autobús han de coger el ferri para cruzar el embalse de Asuán.



Ahí se me acercaron unos chicos sudaneses de Jartum. Ellos practican ciclismo, y para mi fueron una bendición pues hicieron conmigo una especia de adopción y ya comí, cené con ellos y hasta compartimos dormitorio en Wai Halfa. 

Decía que lo peor estaba por llegar y llegó. No podía imaginarme que en los controles policiales deberíamos vaciar completamente el autobús, dos veces, una en cada lado de la frontera. Y volver a cargar, claro. Esto ya lo hacíamos cada pasajero con su equipaje, en mi caso con las bolsas y la bicicleta lo cual era imposible hacer con todo a la vez y en ocasiones, o mi bici o mi equipaje lo perdía absolutamente de vista. Que estrés por dios… Es inenarrable. Sufrí y sudé a partes iguales cargado como una mula buscando a que lugar o funcionario debería atenderme. Todo muy caótico y con el agravante de que aquí no se hacen colas, la agente se agolpa delante del tipo que debe sellarte tal o cual documento y el que alarga más la mano ese gana, ya sea por encima de tu hombro, tu cabeza o por delante de tus narices. Yo, acostumbrado a ese orden europeo y a esas respetuosas filas me comía de la mala leche. Pero solo fue las dos primeras veces, luego aprendí la lección.

Así que claro, la mitad del tiempo de viaje fue consumido entre el cruce en ferry y los dos controles fronterizos.

Llegamos al destino con la noche cerrada. Aquí el Horario oficial es dos horas más que en España. Afortunadamente, estos cuatro chicos tenían habitación reservada y allá me llevaron con ellos.

De todo lo acontecido este día y de sus circunstancias, lo realmente positivo ha sido el trato con las personas, todos sudaneses, en este caso. Bueno, ahora recuerdo que viajaba cerca de mi un chico egipcio al cual sus policías compatriotas mandaron bajar del bus en la frontera y ya no volvimos a saber de el. Mucho no parece que estuviera interesado en esconder porque me llegó a pedir que le tomara una foto junto a su compañero de asiento. Cosas que pasan
El resto del pasaje fue encantador y gestionaron con muy ben talante y con humor todos los inconvenientes. Al final, después de tantas horas de convivencia se suavizan las cosas y las miradas son mas directas. Ya el extranjero español es mas conocido, y se sabe de sus intenciones  así que hay cierto colegueo. Chocar de manos y hasta alguna bromilla.

Un viaje muy duro pero excepcional. Siempre me ha ocurrido que subir a los autobuses con la gente mas corriente te da una importante visión de su lado mas humano y acabas haciéndote una mejor Idea de ellos.

REGISTRO DE ENTRADA
Tres días, son los que al parecer  que tenemos los viajeros para formalizar un registro una vez traspasada la frontera. No se el motivo pero me costó 370 libras, al cambio en dólares, unos 57. Que junto con lo 50 dólares del visado hacen un pequeño capital que me venia muy bien para el viaje. Esto es parte de la consecuencias de vivir en un mundo lleno de fronteras y controles de todo tipo.

Esta mañana me planto en la estación de policía de este pueblo. El lugar no es el correcto y el tipo de la puerta solo habla en árabe.  Me voy. Recurro al amigo Kamal , unos de los chicos sudaneses. Conste que ya llevo u árabe parlante a mi lado y sabe lo que yo necesito. Nueva información errónea y a la tercera damos con la oficina correcta de la policía. No seré pesado pero este hombre me fue guando de despacho en despacho durante cuarenta minutazos interminables. Una burocracia brutal que te llena de sellos, firmas y formularios sin saber para qué salvo para joderte el bolsillo. 

Mañana a la bici y a tratar de pasar unas horas bajo el fuerte calor mientras pedaleo los 115 km de la etapa prevista.